lunes, 7 de febrero de 2011

El corazón de las tinieblas

Fuerte ¿verdad? Una impresión de sumergirnos al fondo de algo desconocido, oscuro, ajeno, turbio y turbulento, surgido del mar profundo de las pasiones humanas, incontrolables para imponer el poderío sobre el otro y reinar sin la luz de la palabra y las razones del contrario.

Este ambiente de tinieblas fue lo que imperó durante la instalación del Consejo Ciudadano en Coyoacán el pasado sábado 29 de enero. Así lo vivimos los ciudadanos de a pié, ahora representantes ciudadanos, que nos encontramos fuera de los circuitos de los grupos de poder que han logrado colarse en esta supuesta representación vecinal. Para muchos de nosotros resultó un despropósito intentar seguir el proceso marcado en la Ley de Participación Ciudadana para darle cuerpo y figura al Consejo Delegacional.

Los resultados fueron un evento anunciado: la disputa se dio entre la Delegación y un conjunto de operadores territoriales que responden a la sombra de un interés político personal, vueltos ahora coordinadores internos de comités por la gracia de la imposición mañosa en las elecciones vecinales. Frente a ellos, los ciudadanos formamos el grupo minoritario.

Sin embargo, la desventaja de la Delegación fue notable ante el embate de una construcción paulatina y fuerte de ese interés que se manifiesta en la demarcación con sobrada preeminencia.
De poco les sirvió a la Delegación que, contraviniendo el proceso estipulado, lograra colar a su personal a este acto restringido a los coordinadores internos de cada uno de los Comités Ciudadanos y los representantes legales de las organizaciones sociales previamente inscritas ante el Instituto Electoral del Distrito Federal.

Entre otros, un empleado conocido de la Dirección de Participación Ciudadana se encargó, durante todo el evento, de hablar con los miembros de varios comités, anotar sus nombres, hacer insistentes llamadas por el celular y pedir se reunieran en torno a él durante los momentos de organización de planillas. ¿Cómo entró? La respuesta está en el aire y se la dirigimos al señor delegado y a los responsables de la organización en el IEDF.

Por el otro lado, la operación de la fuerza contraria lució por su precisión y disciplina. Los coordinadores de comités a ella alineados se apegaron al guión previamente establecido que los llevó a ocupar la Mesa Directiva y la Secretaría General con amplia ventaja sobre cualquier otra posible participación. Si acaso, podemos anotar que en ese momento se gestó a ojos vistos de todos, la negociación para conseguir la adhesión de otra fuerza territorial formada y comandada por el añejo cacicazgo de una localidad coyoacanense a la que, igualmente, la oportunidad de unas elecciones vecinales le llevó a tener ahora la figura –más rentable para estos casos- de comité ciudadano.

Completaron el cuadro montón de empleados de la Subsecretaría de Participación Ciudadana del GDF, apostados en las inmediaciones del recinto durante todo el tiempo que duró el evento, y montones también de grupos de procedencia incierta pero sospechosa vigilancia a toda entrada o salida del inmueble. El procedimiento descrito para la instalación de Consejos Ciudadanos Delegacionales no prevé ni a unos ni a otros. Cosas de la naturaleza política del ser humano, tal vez.

Ni modo, pese al discurso manido de la Asamblea para promover este espacio como una manera civilizada de dar forma y destino a la voz ciudadana en los asuntos de gobierno, nuestra vigente tradición autoritaria e impositiva en los asuntos públicos está logrando rezagar una vez más la participación desde la ciudadanía como un contrapeso y acompañamiento a las autoridades.

¿Por cuánto tiempo más seguiremos gastando valiosos recursos públicos financieros, técnicos y humanos, valioso tiempo de las instancias e instituciones del gobierno para sólo ofrecer a los partidos y a los políticos voraces un espacio más en el que puedan desplegar sus tentáculos de poder y de dinero para engrandecer sus clientelas y cooptar las iniciativas y acciones provenientes de una ciudadanía deseosa de aportar sus inquietudes a fin de buscar caminos que nos hagan salir de los grandes y oscuros pendientes que como nación enfrentamos?
Seguiremos esperando desde el corazón de las tinieblas.

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